La
caricatura, lo cómico y la risa ante la rigidez de la inteligencia
En nuestros días, la caricatura es más
fácil relacionarla con los dibujos animados. La imagen está animada, tiene
movimiento en tanto que asemeja a los movimientos de una persona. Pero esta
exposición no va dirigida hacia los dibujos animados, sino que basándose en
parte de lo que ahora se le conoce como “cartones” en el periódico, donde los
hoy llamados “moneros” hacen gala de su talento para poner en una sola imagen
algún acontecimiento del país, lo que se busca en esta exposición es aquello
que se llama propiamente caricatura.
La
palabra ‘caricatura’ proviene de la palabra italiana ‘caricare’ que
significa “cargar”, “exagerar”. Por definición, la caricatura refiere a un
retrato que exagera o distorsiona el semblante o apariencia, ya sea de una
persona o de una clase social, para lograr un parecido que sea identificable
por lo demás con fines humorísticos.
En
su sentido moderno, la caricatura empezó por
estudiantes de una escuela de arte en Bosnia a finales del siglo XVI. Hacían
retratos de los visitantes con apariencia de animales o demás objetos y estos
retratos generalmente no resultaban maliciosos o satíricos, pues no había una
intención de burla.
Con la aparición de la litografía en el siglo XIX, el proceso
reprográfico adquirió un procedimiento técnico más barato y rápido que los
usados hasta ese momento. La consecuencia de la aparición de este tipo de
técnicas —baratas y rápidas—, es que la
obra de arte deja de ser única, pues se da una difusión de las imágenes a mayor
escala, además de la aparición de varias imágenes donde antes eran escasas: un
tema propicia la creación de varias imágenes que permiten una representación
cada vez más adecuada del mismo. Las imágenes dejan de ser un recurso
ornamental, ahora completan la información escrita, propiciando el aumento de
interés por parte del lector-receptor.
El historiador de arte, Valeriano Bozal afirma: “La información se
apoya sobre una secuencia de escenas.” Más adelante continua: ”[L]a ilustración
puede acompañar al discurso de la narración —periodística o novelesca— con
imágenes diferentes que en cada momento den cuenta de lo específicamente
singular”.[1]
Esto permite que la caricatura o imagen ofrezca la transformación de un
personaje con el paso de la edad o las costumbres: la imagen se ha incorporado
al fluir temporal de la narración.
La vida cotidiana es materia de los caricaturistas. Lo real, lo que es
percibido por los sentidos, si era considerado deforme, cómico, caricaturesco,
es quizá porque se alejaba de la belleza y la perfección de la Idea, de la
Razón, la Naturaleza, o la Esencia de las cosas. Estas ideas se encuentran
ocultas en lo que es fundamento de la empiricidad: el paso del tiempo. En
cambio ellas se asoman en la perfección intemporal de la belleza. Esto da pie a
deducir que en lo temporal se encuentra lo grotesco y deforme, para ser más
preciso, en lo cotidiano o empírico.
Hola Ismael,
ResponderEliminarMe parece muy fluida la redacción de tu trabajo y creo que es muy clara.
Sólo tengo algunos comentarios, por ejemplo en esta parte que sea identificable por lo demás con fines humorísticos. Falta una s en los demás?
También creo que puedes explotar un poco más la cita que pones de Bozal y la incorporación de la imágen a la narración.
Saludos!
Hola Alexandra!
ResponderEliminarSí hace falta una s en "por lo demás". Sobre la cita de Bozal, algunos compañeros ya me habían dicho que leyera "la obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica" que tiene que ver con la fotografía en el periódico lo leí cuando me la recomendaron, pero no pude relacionarlo bien, me faltó más inspiración divina y atención je je je. Pero me hiciste el día con "fluido y clara". Gracias Alexandra!