Un saludo a todos. Con la novedad de que por fin salieron mis párrafos, los dejo aquí a su consideración y comentarios que agradeceré.
Wittgenstein. La clausura de la metafísica y sus
consecuencias.
II. Filosofía del lenguaje
A. Ciencia
y lógica, únicas posibilidades epistémicas
Vista
desde su postura clásica, en tanto que el ser está escindido en fenómeno y
noúmeno (en jerga kantiana), la filosofía nos procura el conocimiento de la
realidad a partir de dos disciplinas: la epistemología que se ocupa del mundo
fenoménico o lo que se aparece, y la metafísica que se encarga de lo que no se
ve y, sin embargo, se intuye. Pero eso que la tradición ha llamado lo real o lo que es en sí, es inaccesible para el entendimiento humano, lo
cual culmina en la imposibilidad del ámbito metafísico como conocimiento, no
obstante, el mundo fenoménico sí es cognoscible y es ahí
donde el quehacer filosófico tiene lugar.
El conocimiento que pueden lograr los hombres es sobre el mundo y éste
es todo lo que es el caso[1], afirmación que no
implica un mero cúmulo de cosas sino la complejidad de conexiones que
establecen los objetos unos con otros, así pues, las cosas son lo que son por
su relación con lo demás y el mundo es la totalidad de lo que acontece, hechos
en el espacio lógico. Para la mejor
comprensión de ésta tesis es necesario no perder de vista lo que a ella
subyace, la acepción del conocimiento como correspondencia entre objeto de
conocimiento y pensamiento, de modo que el espacio lógico es una creación del
hombre constituida por las ideas que representan al mundo. Lo que apunta
Wittgenstein es que los objetos poseen una naturaleza expresable mediante
proposiciones, lo que se aparece es susceptible de ser aprehendido por el
entendimiento, nada se escapa, lo que se puede decir puede ser pensando, y lo
que es pensado se puede conocer. Cuando nos acercamos a la naturaleza para
conocerla, nada está vedado, el mundo es lo que hay.
Si el mundo es lo que hay y el espacio lógico el lugar de todos los
mundos posibles, en él, como en la naturaleza, nada es causal. Dice
Wittgenstein en el parágrafo 2.012, “Si la cosa puede ocurrir en el estado de
cosas, la posibilidad del estado de cosas tiene que venir ya prejuzgada en la
cosa”[2].
Nada puede ser ilógico o irracional, los objetos poseen una naturaleza o forma
dada, según la cual, el objeto es delimitado
en su ser, predeterminado a ser no cualquier cosa o disparate sino lo que es. La
necesidad de reciprocidad entre el objeto y su representación se da porque los
objetos “son la sustancia del mundo
[…] si el mundo no tuviera sustancia alguna, el que una proposición tuviera
sentido dependería de que otra proposición fuera verdadera”[3].
Sin mundo sensible que impacte a los sentidos e incite al pensamiento no hay
cómo ni por qué crear una imagen del mundo.
En lo anterior podemos notar que el intermediario epistemológico entre
lenguaje y mundo es la figura, una representación de los hechos del mundo pero
en el espacio lógico, un modelo de la realidad cuyo conocimiento equivale al
del mundo mismo. Se conoce al mundo en su expresión en el lenguaje.
Sin embargo, hay figuras que no se dan de hecho, no tienen actualización
en el mundo, se muestran no solo absurdas sino ilógicas para el entendimiento
humano; pero la posibilidad de que ciertas figuras puedan ser pensadas no
implica necesariamente su existencia en el mundo aunque sí como formas lógicas.
Si una figura no encuentra su referente, es falsa pero no ilógica. No es
posible pensar ilógicamente, el pensamiento tendría que ser ilógico. “Podemos
sin duda representar un estado de cosas que vaya contra las leyes de la física,
pero no uno que vaya contra las de la geometría”[4].
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